Pestañas

domingo, 14 de febrero de 2010

Reciclando

Siempre me ha preocupado el medio ambiente. Quizás desde un punto de vista egoista, porque he ido viendo a lo largo de los años cómo el lugar apacible y tranquilo donde todavía hoy paso algunos días de recreo se convertía en un lugar de hacinamiento y nada propicio para el disfrute, la relajación y el esparcimiento. El agua del mar ya no está fresquita y en muchas playas el baño ha dejado de ser una cosa saludable; los deshechos humanos proliferan en las playas antes vírgenes; para ver las estrellas ya no hay que mirar al cielo... El ser humano ha provocado esta situación: el debate está abierto en todos los frentes políticos y sociales: Kyoto, Gore, Copenhague, el negacionismo...


Sin embargo, creo que seguimos yendo por un camino equivocado. Desde las instituciones no se ha previsto un plan de acción común para homogeneizar el proceso del reciclaje. A gran escala, la cumbre de Copenhague fue un fracaso clamoroso; a pequeña, los pueblos pequeños de la piel de toro tienen una tarea pendiente. Y lo que es más importante desde mi punto de vista: los desechos no tienen ninguna marca o señal que nos indique, al finalizar su vida útil, si debemos echarlo a la bolsa amarilla, negra, azul, verde o rosa. Pongamos un ejemplo: ¿qué hacemos con los cartones de los huevos (con perdón)? ¿Y con los clínex?, ¿van al contenedor de papel y cartón o van a la bolsa de desperdicios comunes? ¿Y qué pasa con las cartas del banco que son de papel pero tienen un trozo de plástico transparente para que se vean los detalles del destinatario? Y lo mismo pasa con clips, gomas elásticas, portaminas, cedés, bombillas, tubos fluorescentes, sprays, etc. Hace falta una cultura del reciclado que pase por todos actores del proceso productivo.


¿No sería más útil que las empresas pusieran una marca o señal que fuese reconocible por todos (como las señales de tráfico) en sus productos para que el consumidor, a la hora de deshacerse de ellos, no tuviera que pensar dónde ha de tirarlos? Hace mucho tiempo que esta imagen de la derecha aparece en infinidad de productos; sin embargo no se nos dice "el color del reciclaje". ¿Nadie se ha propuesto tampoco desterrar ciertos envases o continentes "poco o malamente reciclables"? Pienso, por ejemplo, en los desperdicios de un menú basura donde suele haber un ¿papel-plástico? o cartón que hacía las funciones de continente de la hamburguesa y de las patatas fritas, el envase de las diferentes salsas ¿de plástico? (¿irá esto a la bolsa amarilla como la pajita?) y el inclasificable envase de la bebida, el cual se deshace a las pocas horas (probad a dejar un vaso de esos con un poco de agua una noche entera o dos y ved el resultado).


Hoy mismo se ha roto el cristal de una puerta en casa. ¿Es vidrio? ¿Podría ir al contenedor verde? No. Primero porque los trozos grandes no cabían por la apertura. Y segundo porque tengo entendido que ese tipo de vidrio no debe ir ahí. ¿Qué hacer cuando se nos rompe un vaso en casa?, ¿ir a un punto limpio que a veces está a kilómetros de distancia? No conozco la solución, pero está claro que necesitamos una cultura del reciclaje más actual y acorde con los tiempos que corren. Aprendamos de Alemania y del resto de Europa no solo en las sanciones sino en la manera de reciclar de un modo inteligente: un garbanzo no hace puchero, pero ayuda al compañero.

1 comentario:

  1. Visiten este enlace (http://www.infoecologia.com/Reciclaje/Aprende_a_reciclar_cbenito2004.htm) para saber dónde tirar cada cosa.

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